Los datos científicos existentes hasta el momento descartan que la muerte de los mamíferos y las aves estén relacionadas. Los culpables de ambos crímenes ecológicos serían distintos. Mientras la muerte de los delfines sigue siendo un misterio, la de los pelícanos apunta a la inanición.
Los análisis realizados a las aves marinas descartan la enfermedad de Newcastle, la larigotraqueitis y la gripe aviar. Los estómagos vacíos de los pelícanos, la mayoría de la última nidada, y la presencia de parásitos intestinales demuestran una lenta y dolorosa agonía provocada por el hambre.
El mar se calienta
Los cadáveres de miles de pelícanos muertos de hambre y otros muchos agonizantes regados a lo largo del litoral peruano son una cruda imagen del difícil escenario en el que se va a desarrollar la recién inaugurada temporada de pesca.
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